El amor y el odio tienen el mismo componente, el EMOCIONAL.
Cuando te enamoras, la hormona del amor u oxytocina actúa,
pero lo que no todo el mundo sabe, es que también actúa la hormona del odio, la
de los celos y por si fuera poco la de los sentimientos negativos, de ahí el
refrán: “del amor al odio hay un paso”.
Así ocurre en la relaciones de pareja: el amor y el odio son
sentimientos muy poderosos, que nos pueden hacer perder la cabeza y tener
reacciones impensables e impredecibles.
¿Pero se puede seguir manteniendo la amistad después de una
ruptura?
Hay diferentes tipos de ruptura:
·
Consensuadas por ambas partes. Los dos deciden de
mutuo acuerdo dejar la relación porque ya no tiene sentido.
·
Unilaterales. Necesitan de mediación para llegar a
un acuerdo porque por sí mismas nunca llegarían a nada. Una de las partes
quiere separarse y la otra no lo puede aceptar. El diálogo se convierte en una discusión
diaria de reproches que oscurece día tras día una ruptura amistosa.
·
Complicadas. Junto al dolor que puede suponer una
ruptura, se encuentran otros elementos externos como son los hijos, bienes
materiales, terceras personas, etc. y llegar a acuerdos que beneficien a todos
se convierte en una ardua tarea.
En todas ellas hay una característica esencial: el factor emocional. Una ruptura
conlleva un tiempo de duelo, aceptación de la nueva situación, asimilación y
continuación.
El mediador no es
un mago que va hacer desaparecer el dolor, pero sí mitigarlo y conseguir que
las partes lleguen a una situación emocional de equilibrio para así poder tomar
sus propias decisiones sin estar influenciadas por emociones negativas,
impidiendo llegar a acuerdos efectivos.
Nadie pide que seamos amigos de nuestras exparejas, pero con
un buen acompañamiento conseguirás no tener sentimientos negativos y llegar a acuerdos beneficiosos para las dos
partes.
Natalia Portal
Mediadora Familiar
CENTRO LA ISLA
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